04 maio 2006

La matanza de Texas

El cuerpo jurídico del que se dota un Estado acaba siendo el referente moral y ético de la sociedad que lo idea. Si el Estado mata por que su Derecho lo permite, la gente mata porque se sienten con derecho a hacerlo si se ven amenazados, independientemente de que la amenaza esté bien o mal evaluada. Si el Estado se venga ¿porqué no lo puede hacer un ciudadano?. La respuesta habitual es que no se le daría al reo la oportunidad de un juicio justo. ¡Claro! entonces lo que se hace es lo de las películas del viejo Oeste: "primero tendrás un juicio justo y luego te colgaremos" le soltaba el sheriff al bandolero cuando lo agarraba, condenándole antes de juzgarlo pero, eso sí, leyéndole sus derechos.
Y es que, como decía Georg Simmel, las normas de la sociedad se interiorizan en la conciencia individual. Una sociedad y unos medios sedientos de sangre incitan a sus líderes a que sacien esa sed, sin que éstos puedan permitirse defraudarles.
Por eso la pena de muerte va contra los Derechos Humanos. Sin embargo, el modelo de sociedad occidental basado en el American Way of Life tiende a ser imitado en todo el mundo. "Si los Estados Unidos vulneran los Derechos Humanos y les va tan bién, quizá sea que nosotros somos demasiado mojigatos" piensan muchos. El matón de Texas lleva ya muchos años dejando su impronta en el mundo desde que empezó su carrera política batiendo records de ejecutados.
¿Y en España? En España el último estudio sobre la situación de la juventud en España encargado por el INJUVE al CIS, el 32% de los entrevistados se muestra a favor de la pena de muerte. El universo: población de entre 15 y 29 años.

6 comentarios:

capi dixo...

Yo no creo que el que se asuma el American Way signifique que se asume todo. Creo que en la Vieja Europa, somos como los romanos, asumimos todo y vamos segregando lo inasumible.

Ejemplos:
1.- Las hamburguesas son geniales, pero seguiremos venerando a nuestros grandes cocineros.
2.- Admitimos patatas fritas como animal de compañía a la hamburguesa, pero las decoramos con mahonesa y ellos con Ketchup.
3.- Convivimos con su libertad de prensa.
4.- Nos ha interesado su tabaco, su cine, su glamour de Hollywood.

NO NOS INTERESAN SUS GUERRAS NI SUS PENAS DE MUERTE COMO EL REO DE AYER QUE TARDO 1,30 HORAS EN SU INYECCION, NI SU BASEBALL, NI SU FORMA DE VER NUESTRO FOOTBALL AL QUE LLAMAN SOCCER

Anónimo dixo...

No creo que les vaya tan bien cuando comen hamburgesas, prefiero la cocina gallega, cuando validan la pena de muerte, aunque creo que no todos los estados la tienen validada, cuando la gran mayoría vive entre rascacielos, cuando es el país con la mayor tasa de obesidad del mundo y bueno podría continuar. Nunca pensásteis que su libertad, qué tanto se ansía, no es tal libertad, son los que más se autoprotegen.

Anónimo dixo...

A veces es muy difícil sostener que la volencia sólo engendra violencia, como lo es tantas veces sostener la verdad. Hay que dejar de educar en la comodidad.

Xurxo dixo...

La aceptación que tiene la pena de muerte en USA ya la conocíamos , pero ese dato que pongo al final, ese 32% de apoyo que tiene entre los jóvenes en España es lo que realmente me pone los pelos de punta.
Rbr tiene razón cuando dice que los yankis no son tan libres como pretenden, por eso me alarmo ante el dato del CIS, porque indica que aquí también estamos caminando hacia un sistema menos libre.
Amalia, el problema es que en este caso ni siquiera se trata de amparar una muerte violenta, si no una muerte burocratizada, autorizada por el sistema y ejercida meticulosamente por unos funcionarios que actuan en nombre del Estado. Es mucho peor que responder a un ataque violento con violencia.

Anónimo dixo...

Cuando hablo de comodidad me refiero también a la falta de sentido crítico, de hábito de pensar por uno mismo. Es más cómodo que el Estado decida ¿no?

Xurxo dixo...

Tienes razón. Ese es otro dato que se extrae del estudio encargado por el INJUVE: nunca antes los jóvenes habían estado tan conformes con el estado de cosas que les tocó vivir, con un 84,1% que se declaran muy o bastante satisfechos con su situación, un 60,8% que considera que su situación económica será igual en el futuro y un 68,1% que consideran la política poco o nada importante.
Todo suena a delegación de funciones.