18 abril 2006

Debates

Ayer un amigo mío fue a un "debate" televisado. Lo de debate va entrecomillado porque dudo que se le pueda llamar así a semejante show. El programa se llama, en un alarde de ingenio, Hai debate!, así, con i latina porque es en gallego y con exclamación porque es realmente sorprendente que lo haya tal y como está organizado.
La cosa va así: seis invitados, de los cuales tres son periodistas y los otros tres políticos, dos horas de programa, cuatro temas a tratar y una moderadora.
Es decir, para cada tema los debatientes tienen media hora, que se repartiría a razón de cinco minutos por cabeza si no fuera por los cortes publicitarios y porque a la moderadora no hay quien la modere. Así las cosas calculo que quedarían unos tres minutos para cada uno. De esos tres minutos, los periodistas, por deformación (o formación) profesional, le ceden un par a los políticos que, como todo el mundo sabe, necesitan muchas más palabras para decir las mismas cosas que cualquier otro mortal (exceptuando los moderadores de debates, claro).
Total, que el debate se reduce a que cada uno diga lo que ya sabemos que va a decir y que nadie pueda contrastar nada con nadie porque la moderadora modera el tiempo. El tiempo, ya se sabe, es oro, y el oro en TV se llama publicidad.
El caso es que viendo el programa me acordé de un librito de Bourdieu que leí hace tiempo y que se titula Sobre la Televisión. En este libro el sociólogo francés habla, entre otras cosas, de su experiencia con los medios, en particular de los debates televisados y de las entrevistas, y da interesantes consejos para bajar a ambos ruedos. Por ejemplo:
Los periodistas, con sus lentes, con sus categorías de pensamiento, plantean unas preguntas que no tienen nada que ver con nada (...) y, antes de empezar la respuesta, hay que decir, educadamente: "Su pregunta es, sin duda, interesante, pero me parece que hay otra más importante...". Si se va lo suficientemente preparado, es posible responder a preguntas que ni siquiera se plantean.



2 comentarios:

Anónimo dixo...

Uno tiene que tener muy claro cual es su mensaje, para cuando va, colocar.

Es impresionante el mosqueo que se agarran tus enemigos cuando al salir te dicen: -No puede ser que vengas a vender tu propuesta. Me pasó una vez, y le pregunté: ¿A qué veniamos más que a dar respuesta a los ciudadanos?

Anónimo dixo...

Desde mi modesta opinión para que el debate sea debate no deberían existir moderadores.