El artículo de Gonzalo Sanchez-Terán de este fin de semana era Castrad el alma de los tibios, pero leí mal el título, y donde Sánchez-Terán puso el alma, yo puse la calma.
Le cambié el título por error, pero después de leer todo el artículo me ratifico: los que permiten tales cosas no tienen alma que castrar, pero disfrutan de una insultante calma que no merecen.
(La foto es del propio Gonzalo Sánchez-Terán: Mujeres y niños en las afueras de Koukou, a donde han llegado desde Tiero huyendo de los rebeldes)
30 abril 2007
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2 comentarios:
Qué pasada! Es horrible. ¿Qué se puede hacer, Verme?
según el propio Sánchez-Terán, el mismo hecho de ser conscientes de tanta injsuticia hace que poco a ppoco cambiemos el mundo. Si alguien que convive con el horror es optimista... qué hacemos los demás?!
El cambio es todos los días desde todas partes.
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