29 xuño 2006

La Pancha

El internado fue breve, mucho más de lo esperado, pero parece que fue productivo. Hacía mucho tiempo, demasiado, que le costaba construir bien las frases y era incapaz de no apoyarlas con un "tío" un "¿entiendes?" o un "¿que no?" arrastrado. Su voz siempre rascaba el hachis desde primera hora de la mañana, y esa hora, habitualmente, eran las 2 de la tarde.
Solo hace una semana que ya no, pero es que el cambio esta vez es tan grande que hace que todas las esperanzas estén eufóricas. Mi madre, y la suya, se llama Esperanza, aunque muchos la llaman Pancha. En los momentos más oscuros, mientras tocaba fondo, mi hermano escribió esto:

Los secretos que guardas
en destellos se escapan

mojándolo todo,

pero aquí nadie ve nada,

así es que tu te enfadas,

y mezclas ogros con hadas

que nunca quieren bailar,

herida y sangre hacen llaga…

pero llaga en la llaga es como si nada

cuando sientes y amas,

cuando odias y atacas,

clavando amor en estaca,

tejiendo un nido en la rama,

que enreda y atrapa todo el ambiente

y aqui nadie se escapa,

hasta limpiar su ceguera y leer en la puerta

aquí estuvo la Pancha.


Mi hermano saldrá de esta entre otras cosas porque ahí sigue estando la Pancha. La misma que, como en la foto, lo sigue sosteniendo en brazos para que nada le pase. La misma que, como en la foto, lleva estampada sobre el pecho, para saber que ni el cáncer más venenoso puede con la voluntad de seguir adelante.

2 comentarios:

Anónimo dixo...

non sei se podo escribir algo coherente porque estou chorando; absolutamente NAI nos sostén a todos sempre, cunha vontade de non se rendir nunca, porque a ela faltoulle a nai: nin o cancer me vai impedir a min selo, razonaba ela cando aquel monstro atacou. É absolutamente impresionante esa vontade, esa figura, a túa sensibilidade, e, en efecto, o cambio desta, nada máis e nada menos, que semana enteira. Que dure.

Anónimo dixo...

Noraboa, e moita forza para seguir polo bon camiño